domingo, 30 de mayo de 2021

 



CONVERSACIÓN ANDINA Y ESCRITURA

Lic. MOISÉS LUNA VARGAS

 

La demanda  del campesino e indígena de hoy es el “iskay yachay”, que es el aprender y respetar su cultura y también el aprendizaje de la cultura moderna a través del aprendizaje del castellano (hablar, leer y escribir).

A partir de esta premisa se debe analizar cómo poder hacer realidad la petición del campesino, si sabemos que el hombre andino no tiene una tradición del lenguaje escrito, sino  es predominantemente oral y una característica de este tipo de lenguaje es que la naturaleza y las deidades  son consideradas personas que viven y conversan como los humanos, Además también debo añadir que la oralidad es poroso e incluyente ,porque todos hablan en la comunidad; la naturaleza, las deidades, el hombre y nadie está por encima de nadie, todos son diferentes y todos se crían entre sí.


El lenguaje se recrea continuamente cuando un runa observa la seña de una planta para el sembrío el runa se hace planta y siente como planta  y a su vez la planta se hace runa, entonces una persona se hace más sabia en la vida cuánto más haya hecho la vida de otras, según la cosmovisión andina la diversidad no es un estado permanente sino constante está dispuesto a estar abierto a integrar, pero también a dejar salir.

También mencionaremos  como otra característica del lenguaje oral la relación estrecha entre el ser humano y la naturaleza y como consecuencia de esto lo que se manifiesta está ligado a lo que en ese momento se dice en esa circunstancia, por ejemplo tú no puedes hablar del puma por más que te haya hecho porque si pronuncias su nombre estarás llamándolo para que te vuelva a hacer daño. Como dice Grillo, “ la palabra es parte consustancial del hecho al que se hace referencia como también es parte de quién la pronuncia. Hay una relación e inmediatez entre quién habla y lo que dice”.

En el mundo andino la palabra está viva, por ello puede asumir diferentes significados de acuerdo a la circunstancia, es por ello que se  hace difícil la traducción del quechua, porque se pierde su sentido y si la persona que traduce no ha tenido la vivencia cultural la dificultad se eleva.

La palabra para el andino tiene mucho valor, cuando aprenden algo ellos dicen que ese aprendizaje se les ha quedado en el corazón.

A diferencia del lenguaje oral, el lenguaje escrito en ella no figura el habla de la naturaleza, porque cuando se aprende el castellano en la escuela se realiza sistemáticamente una violencia cultural, ya que en la escuela no se valora el lenguaje con la naturaleza y se le enseña el castellano y al mismo tiempo se le obliga a aprender de golpe la abstracción propia de la cultura moderna. La escritura está alejada del lenguaje de la naturaleza y se dice que el lenguaje más elaborado proviene de la escritura y es exclusividad del uso del ser humano y la filosofía occidental se ha construido en base a la estructura lingüística gráfica. En el mundo accidental la palabra escrita se convierte en realidad.

El aprender el castellano como segunda lengua , luego de apender a leer y ascribir en su lengua materna no garantiza que nuestros niños no se hayan alejado de la naturaleza o que hayan desarrollado un tipo diferente de forma de expresarse con relación a los miembros de su comunidad. Podemos concluir de esto que la escuela está siendo un medio para erosionar la cultura andina. El aprender una segunda lengua no debe implicar el olvido de sus tradiciones.

Se debe generar “espacios de confianza intercultural”, donde se le haga notar a los niños que se aprecia a su cultura de origen y o se les causa angustias en su aprendizaje.La diversidad lingüística no debe ser un instrumento que divide a los pueblos sino más bien un medio para enriquecernos culturalmente.



 

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